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Matteo Renzi (ex primer ministro italiano), Hillary Clinton (candidata democráta a las elecciones presidenciales de Estados Unidos), David Cameron (ex primer ministro británico), Dilma Rouseff (ex presidenta brasileña), Nicolás Sarkozy (ex presidente francés) y Pedro Sanchez (ex secretario general del PSOE)

* INCLUYE SPOILERS DE BORGEN, HOUSE OF CARDS Y EL ALA OESTE DE LA CASA BLANCA

El año 2016 pasará a la historia por los acontecimientos tan sorprendentes como imprevisibles que ha dejado. Especialmente en el terreno de la política donde ha fabricado una auténtica cadena de ‘muñecos rotos’. Para que haya triunfadores, tiene que haber perdedores. Si Donald Trump ríe, Hillary Clinton llora. Y al igual que a ella, los últimos doce meses se han llevado por delante a primeros ministros como el británico David Cameron o el italiano Matteo Renzi, ambos perdedores de sendos referéndums en los que se votó sobre la continuidad del Reino Unido en la Unión Europea o la reforma constitucional en el país transalpino. También el 2016 quebró la presidencia de Dilma Rouseff tras un duro proceso de ‘impeachment’ que acabó con su destitución al frente del Gobierno brasileño y tampoco ha tenido reparos en deparar una dura derrota al ex presidente francés Nicolás Sarkozy en su intento de volver a liderar la derecha francesa ante las próximas elecciones a las que el actual presidente François Hollande no concurrirá.

En la política doméstica, el 2016 empezó sin Gobierno en España y terminó con Mariano Rajoy de nuevo en La Moncloa pero ya no en funciones. Sin embargo, Pedro Sánchez se vio obligado a dimitir al no poder superar una dura crisis interna en el PSOE que ha dejado en la UVI a uno de los partidos históricos españoles. Este año también dejará para el recuerdo la dimisión de un ministro en funciones, José Manuel Soria, por su implicación en los llamados ‘papeles de Panamá’.

En todas estas derrotas, renuncias o dimisiones hemos visto todo tipo de escenografías, si bien este tipo de comparecencias son una mina para la comunicación no verbal. Basta contemplar las caras que abren este post, con gestos que no pueden ocultar la dureza de admitir públicamente el fracaso.Veremos la suerte que corren cada una de sus carreras políticas, pero este año ha servido para comprobar como la política pocas veces da segundas oportunidades.

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El vicepresidente John Hoynes (El Ala Oeste de la Casa Blanca), la primera ministra danesa Birgitte Nyborg (Borgen) y el presidente Garret Walker (House of Cards) (izq a dcha)

Si hablamos de dimisiones podemos repasar algunas de las más sonadas en las series políticas. Empezando por El Ala Oeste de la Casa Blanca, donde el primer vicepresidente de la Administración Bartlet, John Hoynes, renunció a su puesto en la cuarta temporada tras no poder desmentir filtraciones relacionadas con la posibilidad de que hubiera vida en Marte. No fue el único en dimitir, incluso el propio Bartlet cedió su puesto temporalmente mientras se resolvía el secuestro de su hija.

En el antagonismo de las series políticas, encontraríamos a House of Cards y para que reinase la ambición de Frank Underwood, antes tenía que caer el Presidente Garret Walker, que no pudo zafarse de la trampa que le tendió el actor interpretado por Kevin Spacey.

Si hablamos de dimisiones, es en Borgen donde aparecen con más frecuencia lo cual seguramente está relacionado con la normalidad con que se ven en la política del Norte de Europa y no con la excepcionalidad de otros países. En Borgen veremos renunciar al primer ministro, Lars Hesselboe, por un error con una tarjeta de crédito o a una ministra que ha adornado demasiado su curriculum. De hecho, la propia Birgitte Nyborg llega a dimitir y convocar elecciones en mitad de la legislatura al entender que su mandato había llegado a un punto de no retorno. Recordemos que esta serie danesa se emitió por primera vez en 2010, por lo que parece que en algunos países no han tenido que esperar a 2016 para aprender a dimitir.

  • CONTIENE SPOILERS DE HOUSE OF CARDS

 

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Pedro Sánchez en rueda de prensa. Foto: Flickr PSOE

Final de la cuarta temporada de House of Cards. «Así es, no cedemos al terror. Nosotros somos el terror«. Son las palabras de Frank Underwood mientras contempla desde la sala de operaciones como terroristas degüellan a un rehén americano. A este punto se ha llegado tras una conversación entre Claire y Frank donde asumen que con todo en contra sólo tendrán una oportunidad si ponen patas arriba el tablero. Igual que Pedro Sánchez al frente del PSOE,  salvando las distancias. Sabe que sólo tendrá futuro político si llega a La Moncloa y por ello ha retado a los que llevan meses poniéndole palos en la rueda a que se enfrenten públicamente con él y que sea la militancia quién decida. Así, la solución que plantea Sánchez, amparándose en el derecho al voto de los afiliados, es que si hay una parte de su partido que vería con buenos ojos la abstención del PSOE para permitir un gobierno de Rajoy, esa parte tiene que defenderlo y someterlo al escrutinio de sus compañeros de partido.

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Cartel promocional de House of Cards basado en la imagen electoral del PSOE.

Con casi un año de bloqueo político en España y apenas dos días después de las elecciones en Galicia y Euskadi, el líder de los socialistas españoles ha cambiado el poker por la ruleta rusa subiendo la apuesta a vida o muerte. Como Frank Underwood a lo largo de toda la serie, Pedro Sánchez ha caminado desde que accedió a la dirección del PSOE por el filo del precipicio.

A ambos los hemos visto apostando fuerte, encajando golpes y derrotas electorales, aguantando crisis internas más o menos soterradas para levantarse una y otra vez. En los dos años ha demostrado manejar con habilidad los tiempos, determinación y resistencia, sobre todo ante la adversidad. Por eso, merece la pena recordar ese cartel electoral del PSOE con la cara del personaje interpretado por Kevin Spacey con que Netflix empapeló Madrid para promocionar la serie.

Al igual que Underwood, Sánchez es un ave fénix y maneja a la perfección una de las mejores armas de la comunicación política: la anticipación. En política y sobre todo a la hora de construir un relato, llevar la iniciativa es clave. Construyes tú visión amoldando las circunstancias a tus circunstancias dejando a tus adversarios a la defensiva y normalmente a contrapie. No basta con anticiparse también con administrar los tiempos y una cierta capacidad de sorpresa. A día de hoy es un púgil en pie que espera rival para la batalla decisiva.

 

 

El túnel en el que la política española lleva atascada casi un año parece que empieza un año. Con un escenario dibujado por un Gobierno en funciones desde hace más de 200 días, dos elecciones generales con resultados similares y un parlamento sin mayorías absolutas, ha sido el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, quien ha dado un paso importante para romper el bloqueo institucional.

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Albert Rivera quiere dirigir el debate político hacia la corrupción. Foto: @CiudadanosCs

Rivera presentó el martes 9 de febrero una serie de condiciones para negociar un acuerdo de investidura que Rajoy someterá a la dirección de su partido. De esas seis condiciones, cuatro están directamente relacionadas con la corrupción política, que según el último informe del CIS, sigue siendo percibido por los españoles como uno de los tres principales problemas del país.

¿Por qué Ciudadanos centrará la negociación de un Gobierno del PP casi exclusivamente en y deja de lado otras banderas como una reforma constitucional, un pacto de Estado por la educación o la eliminación de las Diputaciones Provinciales? La respuesta la encontramos en la teoría de los tres recuadros de Josh Lyman, una lección magistral de comunicación política condensada en un minuto de la séptima temporada de El Ala Oeste de la Casa Blanca.

La hipótesis se plantea de la siguiente manera: “La gente cree que una campaña consiste en dos respuestas opuestas a una misma pregunta y no es así. Se trata de luchar por la pregunta adecuada”. Acto seguido expone la teoría de los tres recuadros, uno con los temas donde es fuerte nuestro adversario, otro con los asuntos en los que nos imponemos y un tercero con lo trivial, aquello que no se puede controlar durante una campaña. La victoria llegará si te mantienes en tú recuadro.

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Fotograma de los recuadros de Josh Lyman

En el fondo, no es más que una reformulación del concepto clásico de la agenda setting y la teoría del establecimiento periodístico de temas. ¿Elegir de qué se habla y de qué no se habla? Eso es lo que trata de hacer Rivera, mantener el control sobre un discurso que le favorece. Es indudable que los ‘nuevos partidos’ (Ciudadanos y Podemos) en España han crecido como consecuencia de una crisis de credibilidad de la clase política sin precedentes, por la incapacidad de soluciones ante la caída de la economía y los continuos escándalos que salpican a los partidos tradicionales. El Partido Popular está especialmente señalado por la corrupción, de hecho el propio PP como partido está imputado en varias causas siendo la más grave la supuesta destrucción de los ordenadores del ex tesorero Luis Bárcenas.

Por el contrario, los españoles tienen una buena imagen de Ciudadanos y valoran positivamente sus iniciativas contra la corrupción y la firmeza a la hora de exigir responsabilidades  como se demuestra en la Comunidad de Madrid o en Andalucía. De hecho, a las puertas del pasado 20D una encuesta de Sigma Dos para El Mundo consideraba a Ciudadanos como el partido que más adecuadamente está luchando contra la corrupción. Y es en ese terreno, donde Rivera puede hacer más daño a Rajoy. Lo intentó durante el debate a cuatro acosando al presidente en funciones con el caso Bárcenas y ha seguido en esta línea tras las elecciones de junio, deslegitimando a Rajoy para presidir el Gobierno por su supuesta vinculación con los casos de corrupción.

Ahora, Albert Rivera ha dado un paso adelante. Se arriesga a entrar en arenas movedizas pero al menos quiere controlar de lo que se habla. Si el PP acepta, y aceptará, crear una comisión de investigación en el Congreso sobre su presunta financiación ilegal o debatir la eliminación de los aforamientos, como le exige Ciudadanos, implícitamente aceptará que la corrupción siga centrando el debate político y llenando páginas de periódicos. A ello habrá que sumar los juicios que se avecinan de las operaciones Gürtel o Púnica con un desfile de ex altos cargos del Partido Popular por los banquillos de la Audiencia Nacional. Con estos ingredientes propicios para arañar votos, la formación naranja prepara ya la próxima campaña electoral intentando jugar el partido en su terreno y, sobre todo, sin salirse de su recuadro ganador.

 

 

El camino de Hillary Clinton desde su derrota en las primarias de 2008 frente a Barack Obama hasta la Convención Demócrata de Filadelfia que la coronará como candidata a las presidenciales de 2016 no ha sido fácil. En estos ocho años, Hillary Clinton ha jugado una larga partida de ajedrez en la que ha sabido esperar dejando señuelos que recordaban de vez en cuando que estaba esperando su momento. En el terreno político  ha tenido serios problemas por su gestión al frente de la Secretaría de Estado en la primera legislatura de Barack Obama, con la investigación judicial sobre su correo electrónico. Y en las primarias se encontró con más oposición de la prevista al emerger el discurso potente del socialista Bernie Sanders que aportó cierta emoción a la carrera por la nominación del Partido Demócrata. Ahora le toca jugar la partida definitiva frente a Donald Trump en noviembre, otro rival inesperado.

Hasta llegar a esta etapa, en la ficción hemos encontrado señuelos de que a pesar del paso del tiempo, Hillary estaba en la sala de espera para optar a convertirse en la primera mujer Presidenta de los Estados Unidos. Vamos a analizar algunos detalles sobre este camino, que parece enfocado, directa o indirectamente, en afianzar el voto femenino, uno de los baluartes del Partido Demócrata.

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Penny mostró en 2009 una camiseta de Hillary Clinton

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Apenas un año después de que Obama llegase a la Casa Blanca, en 2009 Penny aparecía Penny dispuesta a salir a correr con una vieja camiseta de los voluntarios de la campaña de Hillary para las primarias de 2008 en un episodio de la segunda temporada de esta comedia de situación (2×19 The Dead Hooker Juxtaposition).

¿Una casualidad o un guiño hacia los jóvenes que podrían votar a Clinton en un futuro no muy lejano?

 

THE GOOD WIFE

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Diane Lockhart junto a Hillary Clinton

La fotografía de Diane Lockhart junto a la ex Primera Dama presidió durante varias temporadas el despacho de la jefa del buffete de abogados que protagoniza The Good Wife. Esta imagen periódicamente nos ha venido recordando desde 2009, fecha de estreno de la serie, la formación jurídica de Hillary Clinton, graduada en la Facultad de Derecho de Yale y su pasado como abogada antes de unir su vida al destino político de Bill Clinton.

 

Curiosamente la investigación sobre su e-mail reveló que la ex Primera Dama seguía tanto esta serie como Parks and Recreation. En la séptima temporada, la ficción se mezcló con la realidad cuando uno de sus personajes, Peter Florrick, se convirtió en rival de la propia Hillary Clinton en las primarias por la nominación demócrata para optar a la Casa Blanca.

 

PARKS AND RECREATION

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Hillary Clinton con la actriz que interpreta a Leslie Knope

Parece que no sólo Diana Lockhart tiene como fuente de inspiración a Hillary Clinton, también Leslie Knope, la funcionaria que protagoniza Parks and Recreation  sueña con convertirse en Presidenta reiterando su admiración por la ex Primera Dama. Durante mucho tiempo se rumoreó un posible cameo de Hillary en la serie. De hecho, el día de las primarias de Indiana, la campaña de Hillary lanzó un video conversando con Amy Poehler, la actriz que da vida a Leslie Knote que no olvidemos que trabaja en una ciudad imaginaria de ese estado.

 

SCANDAL

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Kerry Washington con Hillary Clinton en el rodaje de Scandal

No sólo Clinton ha recibido el apoyo de Diane Lockhart, también cosechó el apoyo de Olivia Pope tras una visita al rodaje de la serie Scandal. Otro golpe de efecto en plenas primarias (febrero 2016) dirigido hacia las mujeres y a la minoría afroamericana. Y de nuevo Hillary confesando ser una fanática de la trama protagonizada por Kerry Washington.

 


POLITICAL ANIMALS

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Imagen proomocional de Political Animals

La miniserie estrenada en agosto de 2012 en la que Sigourney Weaver protagonizaba a Elaine Barrish, una ex Primera Dama que ocupaba la cartera de Estado con aspiraciones de convertirse en Presidenta dirigió de nuevo todas las miradas hacia Hillary Clinton. Con las elecciones en las que Obama volvería a renovar su presidencia de fondo, el debate sobre el papel futuro de Hillary en el futuro volvía a alimentarse. Y así ha sido con los estrenos de otras series como las nuevas temporadas de Veep o Madam Secretary (2014) en los que una mujer ocupaba puestos en la cima de la pirámide del poder. Recordemos que en 2005 se emitió sin mucho éxito ‘Señora Presidenta’, interpretada por Geena Davis, en la que por primera vez se veía a una Presidenta de los Estados Unidos.

 

BROAD CITY

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Hillary con las actrices de Broad City

Recientemente Hillary Clinton protagonizó un cameo en la comedia de situación estadounidense Broad City, protagonizada las aventuras de dos veinteañeras judías en Nueva York. En su tercera temporada, la serie toma el testigo de la que sus creadores emitieron por Internet entre 2009 y 2011, y ahora reestrenan en Comedy Central. Curiosamente el episodio en el que las dos jóvenes conocen a Clinton se llama ‘2016’.

Como vemos la presencia de Hillary Clinton a través de la ficción ha sido constante en los años de espera, no sólo con cameos puntuales sino con referencias de personajes que se han mantenido en la pequeña pantalla durante muchos años lo cual ha permitido que nadie pudiera olvidarse de ella en este tiempo construyendo una imagen de mujer fuerte y preparada para su gran reto. Aunque a la vista de como ha empezado la Convención Demócrata, no le habría ido mal hacer un cameo en la última temporada de House of Cards para estar preparada a los abucheos de sus enemigos internos.

 

 

 

*Incluye Spoilers de la tercera temporada de Veep (capítulo 9)

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DeVito acerca un cajón al atril / Whitney Curtis – Getty Images

 

Hace unos días el actor Danny DeVito apoyó públicamente a Bernie Sanders en su candidatura para la Presidencia de los Estados Unidos por el partido demócrata en un acto en San Luis. DeVito, que mide 1,47 metros, recurrió a un cajón para así poder alcanzar el micrófono del atril. Esta curiosa imagen en las primarias norteamericanas, además de remontarnos al histórico Speaker’s Corner del Hyde Park londinense, hace un involuntario guiño  a la comedia política Veep. Leer el resto de esta entrada »